Irlanda, la isla esmeralda
Me quedaban aun unas semanas de vacaciones, decidí aprovecharlas para hacer un viaje no muy lejano, ya tuve bastantes vuelos largos este año, repase el mapa y después de unas vueltas me quede mirando esa isla tan cercana y un poco olvidada,
Irlanda unos años atrás había estado en Escocia en invierno y me había encantado, rápidamente pensé que Irlanda debía ser bastante parecido, dicho y hecho ¡!, nos íbamos con mi amigo viajero Sebastián a Irlanda 2 semanas, nuestro sistema habitual, vuelo y sin más reservas que un coche en el aeropuerto.
Un viaje fácil y muy recomendable, si bien no hay grandes monumentos conocidos ni enormes atracciones turísticas si tiene muchos castillos y ruinas prehistóricas todo muy bien organizado, el país es muy acogedor, la gente y la atmósfera te atrapa nada más entrar en el primer pub, me habían hablado de la hospitalidad de los irlandeses, pero se quedaron cortos, son realmente encantadores y se deshacen para hacerte las cosas fáciles. En cierto modo me recordó un poco a como era Mallorca hace años…
Es cierto que encontramos varios días de lluvia, pero siempre digo lo mismo, estos países están muy preparados para la lluvia y el frio, al contrario que aquí, por ejemplo, que los días de lluvia no pueden realizarse muchas actividades normales.
Una cosa que me llamo la atención fue la multitud de referencias a Estados Unidos, me quedo claro que los americanos son la inmensa mayoría se sus visitantes, hasta tienen en el aeropuerto su puerta exclusiva, en tiempos del hambre emigraron un millón y medio de irlandeses hacia aquellas tierras, uno de los linajes más famosos es el de los Kennedy, se ha sabido rentabilizar muy bien este hecho y se ha montado todo un centro turístico donde puede visitarse parte de la vivienda original de esta saga de políticos estadounidenses.
No se puede visitar Irlanda sin hacer un recorrido por sus famosos pubs, probar su famosa Guinnes y escuchar en vivo música celta, uno se da cuenta de cómo aman y saben cuidar sus raíces, me da un poco de pena al comparar con los bares que frecuentan nuestros turistas.
El país se asemeja a un enorme campo de golf, completamente verde, solo roto por blancas ovejas pastando, de ahí el nombre de isla esmeralda como se la conoce, sin grandes montañas, ligeras ondulaciones del terreno y sobre todo grandes acantilados los cuales constituyen uno de sus principales atractivos naturales.
Nos alojamos en los conocidos B&B (Bed and Breakfast), casas particulares adaptadas para alojar viajeros, donde el trato es familiar y muy agradable, es de destacar los copiosos desayunos que sirven, así se comprende que para almorzar se conformen con un sándwich!, estos se encuentran en cualquier carretera por alejada que esté, de ahí tenemos parte de nuestros mejores recuerdos del viaje.
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Parte de la casa donde vivían los Kennedy antes de emigrar a América
Encuadrando el Mundo 
Con las ganas que le tengo yo a Irlanda, me has puesto los dientes muuuuyyyyy largos Toni
En cuando podáis tenéis que ir Txema, esta genial la isla, y si te gusta la Guinness ya ni te digo !!! saludos